26 ene 2010

julio-septiembre 2009




«Hay que vivir como si fuéramos inmortales»
(Mario Benedetti)

Los amantes de la literatura recibimos el domingo 17 de mayo la triste noticia del fallecimiento de Mario Benedetti en su casa de Montevideo. El escritor uruguayo, poeta, narrador, dramaturgo y ensayista, autor de más de 80 obras, se pasó la vida trasladándose, viviendo en Francia, Argentina, Perú, Cuba y España. Sus temas recurrentes han sido principalmente el amor y la solidaridad.

¿Quién no ha leído o escuchado alguna vez estas líneas del libro Táctica y Estrategia?:

Mi táctica es
mirarte,
aprender como sos,
quererte como sos.

Mi táctica es
hablarte
y escucharte,
construir con palabras
un puente indestructible.

Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo.
No sé cómo ni sé
con qué pretexto,
pero quedarme en vos.

Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros,
para que entre los dos

no haya telón
ni abismos.

Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple.

Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites».


Me emociona pensar en el autor, diciéndole estas palabras a Luz López, la que fuera su mujer desde 1946, que murió hace tres años a causa de la enfermedad de Alzheimer, y que le dejó diciendo:

Acontece la noche y estoy solo
cargo conmigo mismo a duras penas
al buen amor se lo llevó la muerte
y no sé para quién seguir viviendo.

En los últimos años de su vida, su obra está marcada por la soledad y sobre todo por la muerte. No se consideraba una persona creyente ni religiosa. Su única religión válida es siempre la conciencia («Yo no sé si Dios existe, pero si existe sé que no le va a molestar mi duda»).

La angustia de Mario Bendetti se refleja en uno de sus últimos libros, “Vivir adrede” del año 2007 en el que podemos leer frases como ésta:

«Cuando llegue el momento de ser nadie, el mundo seguirá y no lo veremos. […] Lo cierto es que no somos dueños de este cuerpo, tan sólo lo alquilamos, hasta que llega el óbito y nos da desalojo. Y entonces ser nadie es bastante menos que ser poco».


Cuántas verdades y cuántas dudas esconde este pensamiento. “El mundo seguirá”, sí, aunque nosotros no estemos aquí.

Cuánto vacío y cuánto realismo. Me da pena que alguien sienta ese vacío existencial y no crea en que su alma es inmortal. “Cuando llegue el momento de ser nadie…”

La frase que encabeza este escrito es una de las que más me ha impactado, “Hay que vivir como si fuéramos inmortales”. ¿Por qué dice esto? Porque el hecho de saber que somos inmortales nos motiva para que vivamos con otra dignidad, con la mira puesta en las cosas importantes, en las cosas eternas. Porque el que cree que es inmortal, vive con el gozo de la vida eterna ya en esta tierra. Porque Dios ha puesto eternidad en nuestros corazones y sentimos que nuestra vida tiene trascendencia más allá de los años que vivamos en la tierra. Porque la vida es demasiado corta, demasiado difícil y cuando empezamos a aprender a vivirla ya se nos está terminando. Por todo eso, “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” dijo el Apóstol Pablo en su carta a los Colosenses.

Qué triste debe ser vivir fingiendo que somos inmortales…

Elisa Herreros

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