25 mar 2008

marzo-abril


¡Feliz cumpleaños!
La UMMBE celebra este año mediante diversos actos, su 60 cumpleaños. Podemos decir que hace tiempo que alcanzó su mayoría de edad, pero todavía mantiene la vitalidad que la impulsó en los inicios.
Resulta conveniente de vez en cuando mirar no solo hacia delante sino también hacia atrás. A estas alturas del Ministerio femenino, observando su trayectoria en todos estos años, no podemos ignorar su valiosa aportación a la obra del Señor y su contribución al crecimiento de nuestra denominación bautista. Asimismo hay que reconocerle su experiencia en las diversas áreas de las que se ocupa. Sabe mucho del trabajo con Niños y adolescentes, es promotora de las Misiones, se ocupa del desarrollo de la mujer, publica esta revista y otros materiales y, al mismo tiempo, siempre trabaja en beneficio de la iglesia local. Las mujeres de la UMMBE son organizadas, y sus actividades tienen un gran poder de convocatoria. La UMMBE 60 años después sigue siendo un espacio necesario para la mujer bautista. Oremos para que siga siendo un Ministerio eficaz para las mujeres, de acuerdo con los propósitos de Dios.
En el ámbito de la UMMBE hemos conocido a muchas mujeres virtuosas que no olvidaremos, una de ella partió con el Señor hace poco. Carolina Porras desarrolló sus dones en la región de Andalucía, siendo un gran ejemplo de fe y valentía.
De igual manera despedimos a un veterano pastor precursor de la obra misionera en Guinea: Eutimio Herreros.
El excesivo individualismo que caracteriza a nuestra puede poner en peligro nuestro concepto de iglesia. El tema de portada aborda el porqué necesitamos la iglesia. “la Iglesia es un taller, no un dormitorio”. La iglesia imperfecta es el lugar perfecto donde podemos aprender lecciones de amor. Es un ambiente de personas imperfectas que intentan vivir juntas, para dejar atrás su estilo viejo de vida. Nunca podremos alcanzar nuestro destino espiritual si nos desvinculamos de la iglesia, porque fuimos creados para tener compañerismo con los demás. Fuimos diseñados divinamente para funcionar en esta a veces difícil, incómoda y problemática familia de Dios. La iglesia es el lugar donde poco a poco nos convertimos en la clase de personas que Cristo piensa usar para poblar al cielo.
Fraternalmente
Lucía González